Academia Arqueológica Italiana

Acontecimientos históricos de la Institución

     La Academia Arqueológica Italiana tiene raíces netamente turinesas, por cuanto sus programas se inspiran en las múltiples iniciativas culturales que el Rey de Cerdeña Carlo Alberto promovió y sostuvo en la que era, en aquel entonces, la capital de su Reino durante la primera mitad del siglo XIX; al respecto recordamos ante todo a la que puede ser considerada la progenitora de nuestra actual Academia, es decir la Junta de Antigüedades y Bellas Artes, creada en 1832 con la finalidad de “resguardar las reliquias de los antiguos monumentos y las obras maestras de las bellas artes”, a la que se unieron la organización de la Pinacoteca de Saboya (en el mismo año) y la reorganización de la Real Academia de Pintura y Escultura (fundada en 1778 sobre las huellas de la preexistente Academia de Pintores, Escultores y Arquitectos, que se remonta al año 1678), la cual tomó de él el nombre de Academia Albertina; luego ideó la Diputación Real a partir de los estudios de Historia Patria (que tendrá numerosas homólogas en otras ciudades) y, en 1836, la Sociedad Piamontesa de Arqueología y Bellas Artes; siguieron el Inspectorado de los Monumentos de Antigüedades existentes en los Estados Reales (en 1837, del cual se desprenderá en 1860 la Consulta de Bellas Artes para el Territorio Nacional) y la Sociedad Promotora de Bellas Artes (1842). No es inoportuno recordar también la fundación, en 1831, de la Orden Civil de Saboya, la cual, a pesar de ser un honor caballeresco a todos los efectos, únicamente con el grado de Caballero, nació con propósitos eminentemente culturales que muy dignamente la calificaban a la par de una Academia, con la finalidad de “remunerar a aquellos que, dedicados a profesiones no menos útiles que la de las armas, se han convertido con profundos estudios en orgullo del Estado y con sus doctos esfuerzos han contribuido enormemente al sevicio del Rey y del bien común”.

La Academia ha realizado, en el devenir de los años, una actividad casi constante, adecuando sus estructuras a las exigencias de los tiempos y ampliando la esfera de sus competencias no únicamente a la arqueología en sentido estricto, sino antes bien a todo lo que concierne a lo antiguo: en efecto, partiendo del significado etimológico griego del término (archiaiologhia) se dirigió desde el comienzo al estudio de las cosas antiguas, es decir a la ciencia de la antigüedad, enfocada an sus relaciones con la historia, las artes, las instituciones, las religiones, las costumbres, los idiomas y todo aquello que pueda favorecer su conocimiento.

La dispersión de su archivo, acontecida durante el último conflicto mundial, nos impide conocer detalladamente momentos, figuras y realizaciones de gran interés para su historia. Hoy estamos en condiciones de recorrer tan solo sus acontecimientos en la segunda mitad de

l siglo XX, partiendo precisamente de la capital piamontesa en la cual, con acto notarial del 16 de septiembre de 1952, fue legalizada la actividad del Ente Teatro Antiguo de Turín, la cual en 1957, tomó la denominación de Academia Arqueológica y Museo; esta última, a su vez, se transformó en la actual Academia Arqueológica Italiana en 1962, prosiguiendo su actividad en Turín; en ese período colaboró, a través de iniciativas culturales conjuntas, con diferentes Centros de estudio y de investigación tales como aquellos de Estudios Dantescos, Estudios Orientales, Estudios de la restauración en el Arte Antiguo, Estudios Melodramáticos,Estudios Egiptológicos, Estudios Teatrales y Estudios Históricos y Aráldicos; desde el punto de vista de la divulgación de sus actividades se valió de la revista “Melpomene”.

En 1967, para la oficialización del escudo definitivo (hasta hoy vigente), se adoptó un primer reglamento orgánico interno, que, sin embargo, nunca fue transformado en estatuto y que, por lo tanto, nunca fue registrado. Al año siguiente la sede fue llevada a Roma, ciudad que también posee considerables y concretas tradiciones arqueológicas; no podemos dejar de mencionar la Academia de las Antigüedades Romanas, fundada en 1740 por el Pontífice Benedicto XIV (y que por él fue denominada “Benedictina”) con el auxilio de insignes estudiosos del tema entre los cuales el arqueólogo prusiano Johann Joachim Winckelmann, la cual se convirtió sucesivamente en la Academia Romana de Arqueología mediante decreto de Pio VII en 1810 y a la que Pio VIII honró con el título de “Pontificia” en 1829, el Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, fundado por voluntad de Pio XI en 1925 y la Pontificia Academia Cultorum Martyrum, surgida en 1879 como “Collegium” por iniciativa de un grupo de arqueólogos dirigidos por Giovanni Battista De Rossi con la aprobación de Pio IX; igualmente importante es la Pontificia Insigne Academia de Bellas Artes y Letras de los Virtuosos en el Pantheon, nacida en 1542 gracias a la obra del religioso cisterciense Desiderio d’Adiutorio y reconocida de inmediato por Pablo III; en el marco del Estado emergen, entre muchas, la Academia Nacional de los Lincei, fundada en 1603 y la Academia Nacional de San Lucas, cuya actividad se remonta nada menos que al año 1370. También en la capital se instauraron relaciones diversificadas con importantes entidades culturales estatales, pontificias y no gubernamentales, y funcionó como portavoz la revista “La cultura nel mondo” (cuyo director era el mismo Presidente de la Academia, Prof. Leo Magnino).

El último traslado de la sede, de Roma a Génova, se produjo en 1996, luego del fallecimiento del arriba mencionado Presidente, considerando el hecho de que en la capital de Liguria actuaban ya desde hacía varios años la Secretaría General y la Cancillería; también en esta ciudad la Academia se ha dignamente apoyado a las dos importantes Instituciones cuya actividad abarca varios siglos: la Academia Lígur de Ciencias y Letras (fundada en 1798 bajo los auspicios de la República Democratica Lígur y sucesivamente conservada con diferentes denominaciones por los gobiernos napoleónico y de los Saboya y luego por la República Italiana) y la Academia Lígur de Bellas Artes (surgida en 1751 mediante decreto de la “Serenissima” República de Génova y con el soporte de los patricios locales). Hoy la Academia Arqueológica Italiana, renovada en su estructura y en los programas, continúa, consciente de sus disponibilidades, el camino emprendido al servicio del saber..

  

LA INSIGNIA     DE LA ACADEMIA A LO LARGO DEL TIEMPO

   En 1952, cuando fue fundado el Ente Teatro Antiguo de Turín, los promotores le atribuyeron como emblema una mitad de escalinata pedregosa (presumiblemente inspirada en la imagen de un antiguo anfiteatro), que presenta en el lado izquierdo en la parte inferior un mascarón teatral, todo lo cual rodeado sobre el lado izquierdo por las palabras en letras mayúsculas: “ENTE TEATRO ANTIGUO” y prosiguiendo sobre la base “DE TURÍN”. Esta simbología, evidentemente, no satisfizo a los miembros adherentes, de tal manera que ya un año después se procedió a reemplazarla con una nueva, constituida por un escudo samnítico coronado por un capitel jónico con la sigla “E.T.A.T.” en letras mayúsculas; en el campo cortado fueron puestos una planta teatral (a la derecha) y un mascarón (a la izquierda).

A la modificación de la titulación, en 1957, correspondió asímismo la variación del emblema, aún representado por un escudo samnítico con el lado superior cóncavo, en cuyo campo destacaba una columna con capitel jónico, sobre el cual, como recuerdo de la institución primera, se conservó la sigla “E.T.A.T.” en letras mayúsculas; a los lados de la columna, siempre en letras mayúsculas, fueron colocadas verticalmente las palabras “ACADEMIA” (a la izquierda) y “ARQUEOLÓGICA” (a la derecha), mientras que debajo de ellas, con el mismo carácter, estaba escrito “Y MUSEO”.

La insignia concebida de este modo permaneció hasta 1962, cuando se adoptó la actual denominación. Quedando inalterada la forma del escudo, así como la columna y las palabras laterales, desapareció la sigla “E.T.A.T.” de la parte superior (en efecto, ya no había razón de conservarla), reemplazada por una estrella de cinco puntas, mientras que en lugar de “E MUSEO” fue colocada la palabra “ITALIANA”.

Con esta forma definitiva el escudo se conviritió en el emblema oficial de la Academia y fue depositado con pericia extrajudicial (redactada por el Académico Prof. Arnolfo Cesari d’Ardea) en el Tribunal Civil y Penal de la República de S. Marino; el mismo se utiliza hasta hoy para todo lo que la concierne (diplomas, papeles membretados,sellos, etc.).



LOS PRESIDENTES

Prof. EDOARDO GARELLO  desde   1962   hasta 1967 

 Prof. Cab. Gr. Cr. AMADORE PORCELLA   desde el   1968   hasta el  1971

Prof. Gr. Of. LEO MAGNINO  desde 1972     hasta 1996 

 Dott. Cab. Gr. Cr. MARIO VASETTI  desde   1996   hasta el 2001

 Cab. Of. REMO A. BORZINI   (ad interim, para decanato)  desde el   2001   hasta  el 2002 

Cab . Of. REMO A. BORZINI   (ad interim, para decanato )  desde el  2001  hasta  el 2002

Prof. Com. GIUSEPPE PARODI DOMENICHI  desde el 2003 en cargo